LA ESCRIBANIA

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Tarde Torera

  

Siente el vuelo del capote

pues  la tarde esta torera

con  el viento y  hojas muertas

que pasean en la alameda.

 

El camino a la gran plaza

va colmado de alegría

de paseantes invitados

a éste duelo de bravía.

 

Con  el ole en los pulmones

en la tarde de éste día

uno a uno van llegando

a llenar la gradería.

 

Y en la casa de la esquina

muy cerca de la gran plaza

un mancebo viste de oro

y  luceros su casaca.

 

El es hoy el encargado

de arrancar las emociones

de su madre solo lleva

una cruz y bendiciones.

 

Bien armado ya se encuentra,

en su mano lleva espada,

un capote bien doblado,

y muleta acomodada.

 

Todos dentro de la plaza

saborean ya la fiesta

 menos uno que lo sabe

que lo sabe y lo detesta.

 

 Y en las sombras de toriles

considera la vergüenza

de quedarse ahí parado

y no salir nunca a la afrenta.

 

Mas su sangre da la muestra

de bravía contenida

a cien años de distancia

sus ancestros como guía.

 

Más le puede el corazón

que la idea en su cabeza

de los bravos el más leal

embistiendo con la testa.

 

Los pitones centellean

con el brillo de sus ojos

y con furia entra al ruedo

cuando se abren los cerrojos.

 

Hoy el circo esta colmado

de curiosos en tendido

que de sangre tiene sed

es la tarde del domingo.

 

Del jinete en el caballo

a la voz de una trompeta

le ha tocado ya en el lomo

la pulla de su lanceta.

 

Muy sonriente que se encuentra

habitando el burladero

preparando ya sus armas

el primer banderillero.

 

No es solo uno ni son dos

son bastantes enemigos

que quieren hoy escuchar

los olés en los tendidos.

 

 Y el bravío retador

que se esconde entre telones

pues de sobra sabe el hombre

son mortales mis pitones.

 

No te burles de mi enojo

no provoques mi violencia

tira ya ese trapo rojo

que protege tus carencias.

 

Si la vida no te ha dado

par de astas pa´ enfrentarme

suelta pues tu  fino acero

y permite que me marche.

 

Contra tí yo nada tengo

no me saques de mi quicio

que atacarte significa

para mí más que un suplicio.

 

Que si acaso yo te agarro...

malo, ahora  soy un asesino

y que traigan pronto a otro

pa´ que cumpla mi destino.

 

Si quisiera y lo decido

y en las tablas arreculo

pobre toro tan cobarde

no vale siquiera un duro.

 

Mas si airoso yo saliera

 sin matador cogido

venga toro hermoso y bravo

que a procrear se ha dicho.

 

¿Y los hijos míos mañana?

¿Los lanzarán a esta plaza?

sí, con el lomo tinto en sangre

para orgullo de la casa.

 

Que para eso yo he nacido,

que para eso me han criado,

¿Tú que sabes ganadero?

si jamás te han mancillado.

 

Grande, fuerte y altanero

hoy me quieren en su fiesta

hoy me bato con bravura

y que toque alto la orquesta

 

Aquí estoy  a darles gusto

voy derecho  a esta afrenta

aunque sepa de antemano

perdida tengo la apuesta.

 

Y contento el hombre sigue

inclinando la balanza

celebrando más su ego

con la sangre de mi raza.

 

 

 

                                              Joaquín Alemán Calzada.

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