Y con tan mala
suerte de mi lado,
me dices
que fuí en tu vida el mal,
fuí también la punta
de la aguja, fuí esa estación
que aborrecías y
que se llama invierno,
y te llene de dolor al
hacerte perder parte de tu vida,
por hacer que perdieras a
todos tus amigos,
mas nunca
te pedí que los dejaras,
eras tú la que decía que no
había más amigo
que yo.
Y ahora, solo ahora que
el final está
aquí y es inminente,
te puedes dar cuenta que
en esta mentira, tu jugaste
el papel de payaso y yo el
del bufón,
dejamos allá arriba todo
y descendimos
hasta aquí para jugar entre este
lodo, donde el
espacio se rompía con tus gritos
y mientras yo jugaba,
jugaba a que hacia el silencio
para oírlos.
Ahora que quise sacarte,
te negaste, te arrojaste
al lodo sin querer saber
nada más de mí.
Aun así, no quisiera
dejarte nunca,
eres la luz perfecta
que ilumina y da forma a todos
mis pecados,
eres el veneno que embriaga
mi aliento,
y hoy que te amo tanto,
como ayer y hasta el final,
me rasgo las ropas
por verte tan dejada de
ti misma y queriendo
que
sigamos siendo el bufón y
el payaso en esta
aventura,
sin más honor y gloria
que nuestra propia carne,
y caída entre esos abrojos
de inmundicia, otra
vez te vuelvo a tender la
mano, pero cada
mirada
tuya de reniego son clavos
que se hunden
en mi piel curtida hasta el
exceso por las horas de
desespero.
Ahora no puedo permanecer más
tiempo a tu lado,
el momento de emprender la escalada
llama, y yo te
llamo a tí, pero no contestas,
pues prefieres
quedarte
inmersa en este cubo de
flaquezas y de
vanalidades
a las que llamas "vida"
y que con cada paso
que das en ella te arrancas
un pedazo
más de alma, sí, de esa
alma que era la mía y
que ahora te la dejo
como único cobijo en
esta demencial
parodia de un amor verdadero.