En reposo la arena
se insinúa a mi tacto
y deseosa por ella
me encamina algún rapto,
mis palpitantes
yemas tanto la han erizado,
dibujando las señas
que le evocan agrado.
En reposo la arena
se insinúa a mi olfato
y ya siento el
aroma que emana del acto
mi nariz la recorre,
abreva exquisita forma,
embriagante momento
que se vive sin norma.
En reposo la arena
se insinúa a mi boca
y el aliento acaricia
sutil viaje que goza;
extraviada en la
arena, desafía, provoca,
más húmeda y salada,
más radiante, más rosa.
He revuelto la
arena como la ola del mar
ya desciende a
mi cuerpo y lo desea abrazar,
me mira, aprieta,
besa, y respira sin cesar:
ahora soy yo la
arena que se entrega al amar.
Lizeth Corona