Y en el día que yo regrese, derrotado, bajo el cielo
oscuro de mis penas que iluminan
a veces las estrellas y conocen mis
sueños desatados me veras parado
a un lado del tiempo que perdí, soñando a tu lado.
Y el día que vuelva a ser libre y mis alas surquen el cielo alcanzaras tu mano para tocar mi luz pero sólo alcanzaras mi mirada confesando
un adiós tras un par de ojos derritiendo
lágrimas cerrando el camino para
ti pues donde voy no debe seguirme
nadie.
Nadie que no conozca el
cielo rojo, puerta de pasiones sin
punto final de donde provienen mis
deseos, mis pecados, mis consuelos
y mis desesperos que motivan un caudal
de besos dispersos, decididos a agotar
mi sed de tu aliento.
Artículo Mortis
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